La Iglesia de San Mateo construida en el siglo XVI sobre una antigua mezquita alberga elementos de estilo gótico, renacentista, barroco y plateresco, originado por las diversas transformaciones que ha sufrido con el paso de los siglos. Destacaría la poca uniformidad en su fachada con las distintas reformas y por supuesto su torre-campanario, de gran belleza, así como su reloj y su portada plateresca.
En el interior del templo destaca el retablo dedicado a la veneración de San Mateo construido en el siglo XVIII de estilo rococó y la capilla más importante es la dedicada al Cristo de la Encina, que representa un milagro que tuvo lugar en América, donde cuentan que un religioso escondió una imagen de un Cristo crucificado en el tronco de una encina, para evitar que lo ultrajasen.